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¿No te dice nada un texto? ¿Es aburrido y pasa desapercibido?

Cuando nos ponemos delante de un escrito, de un libro, …  necesitamos que tenga un valor especial y no sólo de contenido, sino un valor visual. 

Un diseñador gráfico ha de saber dotar al texto de distintas voces, de distintos matices que le ofrezca mayor capacidad expresiva. ¡Necesitamos que hable por sí solo!

Para ello, tenemos los tipos distintivos que nos van a ayudar a dar carácter al escrito y contamos con:

· Las romanas, las cursivas y las negritas

· Las comillas

· Las mayúsculas

· Las versalitas

 

¿Y de verdad sabes cómo se utilizan?
Pues sigue leyendo a ver si te las sabes todas 😉

Con la tipografía romana escribimos el texto principal y lo enriquecemos con las negritas y con las cursivas.

Las negritas tienen un gran peso visual por lo que se utiliza para destacar textos cortos y datos relevantes con el fin de que el lector localice rápidamente la información. Queremos conseguir que de un vistazo, extraiga los datos más interesantes… o que más nos interesen que lea.

Las cursivas (posiblemente esto te lo sepas porque lo vemos continuamente) se van a utilizar cuando se nombren obras, películas, libros, etc. También palabras escritas en otro idioma, escritos en latín y también, apodos cuando van acompañados del nombre propio.

Las comillas se van a utilizar para citas textuales, para marcar una ironía o para coloquialismos.

¡¡OJO!!
Estamos acostumbrados a utilizar las comillas inglesas porque son las que tiene el teclado del ordenador,
pero el orden correcto es el siguiente:
Comillas españolas / comillas inglesas / comillas simples.

Ahora le toca a la mayúscula que es una variante tipográfica y se puede utilizar también como tipo distintivo, pero…

El uso excesivo de la mayúscula puede ser molesto
para el lector

¿Y sabes por qué?

Porque no leemos recorriendo con la vista todos los contornos de cada una de las letras de una palabra. Escaneamos rápidamente, de manera visual, pasando por encima del texto, localizando las primeras y últimas letras interpretándolas y agilizando el proceso de lectura. Cuando escribirmos en mayúscula el ojo debe recorrer y reconocer cada letra, dificultando la legibilidad y la velocidad de lectura.

Por este motivo, no debemos escribir textos largos en mayúscula, salvo que quieras perder la atención del lector.

Su uso más común es como:

· Mayúscula inicial o mayúscula de posición. 

Es el que todos conocemos y es el uso de la mayúscula al inicio de frase y después de punto. Ese está claro ¿verdad?

· Mayúscula de naturaleza. 

Se utiliza mayúscula cuando escribimos un nombre propio o cuando hablamos de un concepto como sujeto (La Fe mueve montañas)

· Tratamiento de respeto.

Este punto es curioso, cuando hablamos de don o doña escribimos en minúscula, pero si escribimos su abreviatura lo escribiremos en mayúscula (don – D. / señor – Sr.)

Y cuando hablamos de un papa, rey, presidente, conde, … vamos, alguien con un título, se escribe en mayúscula si no va acompañado del nombre.

¡Qué me dices!¿Esto lo sabías?

Ahora toca el turno a la versalita, ese tipo que tiene forma de mayúscula pero con tamaño de minúscula y sin perder la anchura de la primera.

¿Y cuándo se utiliza mayúscula inicial en versalita?

Los textos en versalitas solo tienen obligación de llevar mayúscula cuando se utilizan para destacar nombres propios.

También se utiliza, en un texto teatral, para poner los nombres de cada personaje

Para la firma de artículos

Las cifras asociadas a siglos, porque acompaña a una palabra que va en caja baja: siglo XVIII. En cambio, los nombres de reyes, papas, … se escriben en mayúscula.

Y si utilizamos siglas, mejor hacerlo en versalitas.

Espero que estas curiosidades tipográficas te hayan gustado, ahora a utilizarlas bien en nuestros diseños.